Danny Fox.

Artista autodidacta, nació en Reino Unido. Asentado en en Los Ángeles, en un gran estudio blanco y luminoso, donde el color y el tamaño de sus obras son su carta de presentación.

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Sus inicios fueron complicados. Durante los primeros 9 años vivía donde podía, incluso de okupa, sus trabajos fueron de lavaplatos durante bastante tiempo para poder comer. Trabajó en mercados de antigüedades y viviendo en la carretera, yendo de mercado en mercado. Así consiguió alquilar su primera habitación donde poder trabajar y vivir.

Impulsado por la necesidad de evitar pasar la vida con estos trabajos, decidió probar suerte en el arte.

"Aprendí mirando libros. Todo lo que se puede enseñar en una escuela está disponible en libros".

Tiene su estudio en una calle de Los Ángeles, en el centro de la ciudad. Para llegar a la puerta de entrada, uno debe navegar entre un montón de escaparates abarrotados, así como una población sin hogar a quien, poco a poco, van empujando la llegada de los nuevos inquilinos. Pero parece ser que este lugar es una especie de paraíso extraño para el artista británico.

"Cuando estoy haciendo una pintura, solo intento hacer una buena pintura. Si la cosa se ve bien y está contando una historia de algún tipo, entonces podría sobrevivir".

El punto de inflexión para que su pintura fuera decisiva, fue enfrentarse a la realidad que él quería trasmitir, independientemente de que fuera una obra bien realizada o no. Hay que hacer un proceso de introspección para sacar aquello con lo que uno se encuentra a gusto.

En sus obras se aprecian influencias de Basquiat y Gauguin. Colores brillantes y escenas de la vida.

Fuente: Metal Magazine. GQ | Galerie.

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